El crucero “Costa Concordia”, que yace inclinado sobre su lado derecho, como si estuviera dormido a pocos metros de la playa, con un agujero de 70 metros en el casco, resulta un espectáculo sobrecogedor y un misterio si se tiene en cuenta que se trata del mayor barco de cruceros del mundo que ha naufragado.
El Concordia navegaba el pasado viernes, viernes 13 para más inri, y lo hacía a lo largo de un trayecto turístico e impactó hacia las 21.45 hora local (20.45 GMT) contra la llamada isla de Scole, una formación rocosa que aflora del agua y visible desde las calles de la isla de Giglio, cuyos pescadores se cuidan mucho de faenar por esas aguas.
Los buzos han detectado el enorme agujero en el vientre del coloso y una inmensa roca empotrada en el casco del buque, en la parte que albergaba la lavandería, el alojamiento de la tripulación y una tienda.
En el restaurante, los pasajeros cenaban cuando se escuchó un enorme estruendo y se apagaron los luces, según sus propios testimonios, y la tripulación les dijo que se trataba de un problema del generador eléctrico, por lo que la nave continúo navegando embarcando gran cantidad de agua en el plazo de minutos, según el fiscal de Grosetto, Francesco Velusio, que investiga el caso.
El propio comandante, Francesco Schettino, de 52 años, ratificó que la nave avanzó todavía un centenar de metros, y después ordenó dirigirse hacia la isla de Giglio, según explicó ayer a la Protección civil y a los bomberos.
A pocos metros de la isla, el crucero dio medio vuelta sobre sí mismo, con la proa en dirección a la isla y el coloso del mar se inclinó sobre su lado derecho, como un cetáceo gigante varado.
Mientras tanto, los pasajeros presos del pánico trataban de huir en medio de caóticas órdenes de evacuación, cortes de luz, dificultad para descender y alcanzar a empellones las lanchas de salvamento, por lo que muchos optaron por lanzarse al mar.
Según el fiscal Velusio, el impacto contra las rocas no fue avisado a capitanía y el comandante de “Costa Concordia”, detenido ayer acusado de homicidio culposo múltiple, naufragio y abandono del barco mientras había pasajeros sin ser evacuados, “se acercó demasiado a la isla de Giglio”.
Para expertos marítimos, el crucero navegaba fuera de ruta ya que normalmente los buques pasan a 2 o 3 millas de la costa de la isla.
El comandante defendió, sin embargo, que el crucero navegaba a lo largo de la costa por la ruta turística consentida, cuando la nave se topó “con una roca no señalada en la carta náutica, aquella roca no tenia que estar”, dijo a Protección Civil.
Pero en la capitanía de Giglio una carta náutica pegada al muro pone en evidencia la existencia de las rocas.
“El primer impacto contra las rocas se produjo a 500 metros de distancia de nuestras costas, mientras las naves pasan normalmente a 2 a 3 millas de la costa”
asegura el alcalde de Giglio, Sergio Ortelli.
“Muchos cruceros pasan ante Giglio y saludan con las sirenas a los habitantes de la isla -agrega- con todas las luces encendidas, pero esta vez algo ha ido mal”.
Un oficial de Marina aseguró
“cuando se navega por el litoral no se utiliza el piloto automático, sino el manual. Es por tanto decisión del comandante elegir la distancia de la navegación de la costa”.
Otros apuntan a que tras el choque contra la masa de rocas, el comandante ordenó proseguir la navegación aun embarcando agua, y que después invirtió la ruta hacia el puerto de Giglio.
La tripulación probablemente imaginó, en un primer momento, poder gestionar la evacuación y cuando resultó imposible, el comandante habría ordenado cambiar de ruta y dirigirse hacia la isla, especulan los expertos marinos.
Esta opción de acercarse a tierra firme, según los socorristas, ha impedido que el incidente tuviera consecuencias todavía más trágicas y que la nave se hundiera en el mar.
Los rumores y opiniones son muchos, pero la solución del misterio está contenida en la caja negra, que ya ha sido precintada, al igual que el barco, que dirá si funcionaba el GPS, si la tripulación estaba en sus puestos, si hubo negligencia o, como ha dicho la Fiscalía, si hubo una “maldita maniobra”.
Los diarios Corriere della Sera e Il Tirreno aseguran en sus ediciones de este lunes que el buque se acercó tanto a la isla de Giglio para dar una sorpresa al jefe de camareros, Antonello Tievoli, y al excomandante Mario Palombo, una leyenda entre los comandantes de la naviera genovesa.
Según el máximo responsable de la naviera, solo una vez, el 9 de agosto del 2001, un crucero de la compañía había pasado delante de la isla, con motivo de la fiesta de San Lorenzo, y el cambio de ruta había sido autorizado tanto por Costa Cruceros como por la Capitanía del Puerto de la localidad.
Foschi ha apuntado que aunque la naviera no ha estudiado todavía si emprende algún tipo de acción legal, sí "se considera parte afectada" de este siniestro. El presidente de Costa Cruceros ha expresado su confianza en que "la reputación de la compañía quede restablecida".
"Estamos ante una tragedia de proporciones importantes"
Ha señalado el empresario. Tragedia humana, los equipos de rescate son pesimistas respecto a las posibilidades de hallar con vida a los 16 desaparecidos, y económica, porque las acciones de Costa Cruceros se han desplomado en bolsa.
Balance de 6 muertos y 16 desaparecidos.
El presidente y consejero delegado de la compañía naviera Costa Cruceros, Pier Luigi Foschi, ha admitido que el naufragio del Costa Concordia frente a la isla de Giglio, en la Toscana italiana, que por ahora ha dejado un balance de seis muertos y 16 desaparecidos, se debió a un "error humano" del capitán, el comandante Francesco Schettino, actualmente detenido, "quien no respetó el reglamento".
Un español falleció en el naufragio.
El equipo encargado de buscar a los desaparecidos del crucero “Costa Concordia”, encontró esta madrugada el cuerpo sin vida de un pasajero, por lo que asciende a seis el número de muertos en el accidente.
Según la unidad de crisis, sigue la búsqueda de los desaparecidos, que hasta ahora eran quince personas (nueve pasajeros y seis miembros de la tripulación).
El cuerpo encontrado es de un hombre, que estaba en el segundo puente, en una parte que no estaba inundada por el agua y tenía puesto el chaleco salvavidas.
El domingo, los buzos del cuerpo de bomberos encontraron los cuerpos sin vida de otras dos personas, entre ellas un español, que fue identificado como Guillermo Gual, de 68 años y quien formaba parte de un grupo procedente de Palma de Mallorca.
El otro cadáver encontrado ayer era el italiano Giovanni Masia, de 86 años, de Portoscuso (isla de Cerdeña), que viajaba con su esposa de 83 años, su hijo, su nuera y dos nietos.
Los otros tres fallecidos son un peruano miembro de la tripulación y dos turistas franceses.
Entre las personas que aún no han sido localizadas se encuentra la peruana Erika Soria, de 26 años, miembro de la tripulación, a quien se la vio saltar a una de las lanchas de salvamento, pero después se le perdió el rastro y no se encuentra alojada en ninguno de los hoteles en los que se encuentran sus compatriotas.
Otro de los puntos que no están claros es si el capitán se encontraba en el puente como aduce o cenando, según testigos, y por qué abandonó el barco a las 23.30 horas (22.30 GMT) cuando los últimos pasajeros que fueron evacuados debieron esperar hasta las tres de la madrugada.
Fuente: Diario de Avisos
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