La fiscal del caso del presunto doble parricidio de Vistabella entiende que los intentos de suicidio por parte de los dos acusados tras la muerte de los pequeños fueron “torpes” o “no serios”, según se recoge en su escrito provisional de conclusiones que ha elevado al Juzgado de Instrucción Número 1 de Santa Cruz de Tenerife.
A pesar de que en la carta escrita semanas antes del crimen tanto Ponce el Curandero como Sonia desvelan su intención de quitarse la vida y por ello deciden matar a los críos, ambos hijos de ella pero sólo el pequeño de él, en realidad ni de lejos se acercaron al objetivo deseado en sus tentativas para quitarse la vida durante los cinco días que pasaron en la casa de la calle Primero de Armenia con los niños muertos.
Hay que tener presente que durante esos cinco días que van desde la muerte de los pequeños hasta que se descubren los cadáveres, éstos permanecen en la habitación de la pareja mientras éstos hacen vida en la cocina y el salón, durmiendo en dos sofás.
Así, la fiscal detalla que Ponce apenas se arañó con una hojilla de afeitar en una de sus muñecas el mismo día en que los chiquillos fueron asfixiados, el viernes 9 de diciembre de 2011, aunque eso sí, dejó un reguero considerable de sangre por varias habitaciones.
Posteriormente, repetiría operación con una nueva hojilla en la otra muñeca, repartiendo en esa ocasión la sangre por las paredes y la bañera.
En total, en los dos “intentos de suicidio” se produjo tres heridas y cinco arañazos superficiales, considerados de tanteo.
Por lo que respecta a Sonia, utilizó un cuchillo de cocina con el que realizó, a juicio de la fiscal, “un torpe y no serio intento de acabar con su vida”.
Con el mismo se pinchó en dos ocasiones y en una tercera se produjo una herida inciso-penetrante por debajo del pecho izquierdo.
En su segundo intento, habría contado con la colaboración de Ponce, que le colocó una bombona de butano en el salón.
Tras atar una bolsa de plástico al tubo de salida del gas y colocársela sobre su cabeza, apenas inhaló al retirarse tras notar sus efectos.
Por último, cuando ya la familia inquieta ante la ausencia de los niños, descubrió lo acaecido en la tarde del martes 13, Ponce huyó hacia la azotea de esta casa terrera desde donde se precipita sobre unos lavadoras que están en el patio tras, según la Fiscalía, haber intentado “torpemente” ahorcarse utilizando el cable de un alargador, que cedió por el peso del acusado, sufriendo éste una distensión leve y raspaduras.
La Fiscalía pide 40 años de cárcel para cada uno por lo que considera doble asesinato, la mayor pena prevista en el ordenamiento jurídico español.
Publicado en: Diario de Avisos
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